«Hola vecino. Condomínio Piratuba es un lugar familiar. Respetamos a todas las personas y no nos importa lo que cada uno hace dentro de su casa. Pero esta semana tuve que explicarle a mi hijo pequeño por qué dos hombres están tomados de la mano caminando por el estacionamiento. Respeto, por favor».
Así es como comienza la carta que recibió Felipe, residente del condominio en Brasil, luego que caminara por el lugar tomado de la mano de su novio. La carta homofóbica fue dejado en la puerta de forma anónima.

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En una entrevista para el portal UOL, Felipe declaró sentirse enojado e indignado por tal acto, y que repercutió en su relación porque él y su novio tardaron cuatro días para recuperar la seguridad para salir tomados de la mano.
Sin embargo, Felipe denunció el hecho en el grupo de whatsapp de vecinos y con la administración del edificio, quienes declararon que era su primer caso de homofobia en 15 años.
“Informamos a los vecinos que le aconsejamos a Felipe que haga una denuncia policial, porque si se identifica al autor puede demandar al autor. También pedimos mantener la calidez y el respeto de siempre y que ha prevalecido entre los vecinos. Este caso fue realmente lamentable para el condominio», declararon a UOL.
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“Es normal que vayamos de la mano, algo natural”, externó Felipe, quien tiene una peluquería en la zona enfocada a atender personas LGBT.
«Me gustaría que mis vecinos entendieran que Joinville es una ciudad con mucha diversidad, donde no todas las familias están formadas por padres y madres cristianos blancos, que hay diversidad de color, género y sexualidad y que tendrán que respetar no es una opción ”, explicó Felipe para Globo.
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Con información de: Globo y UOL
Van a por nosotres porque rompemos sus esquemas y nos perciben como débiles. Tenemos que construir movimientos más fuertes, donde la gente se relacione de una manera más estrecha y para ello tenemos que dejar atrás esa época de individualismo exacerbado de la que venimos. Son muy positivas también las alianzas con los feminismos. Las personas que no respondemos a lo que el heteropatriarcado esperaría de nosotras tenemos que estar más organizadas, al menos tanto como la gente conservadora, que se reúne un rato todos los fines de semana en sus templos. En torno a una nueva religión atea/agnóstica, no dogmática, feminista, antirracista, ecologista y aliada de los movimientos LGTBIQ, lo conseguiríamos, y seguramente se formarían muchas comunidades. En infinito5.home.blog escribo sobre ella.