El parlamento de Nueva Zelanda aprobó, por una gran mayoría, la reforma de ley que prohíbe las terapias de conversión LGBT+ en todo su territorio.
De acuerdo con Reuters, el proyecto de ley fue aprobado el pasado 15 de febrero con 112 votos a favor y ocho votos en contra, inclusive el ministro de justicia Kris Faafoi aplaudió el resultado:
“Este es un gran día para las comunidades arco iris de Nueva Zelanda, las prácticas de conversión no tienen cabida en la Nueva Zelanda moderna”.
expresó.
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En Nueva Zelanda ya es un delito realizar terapia de conversión y los infractores pueden estar sujetos a hasta cinco años de prisión.
Cuando la víctima sea un niño o joven menor de 18 años, o una persona con capacidad de decisión disminuida, la terapia de conversión será automáticamente tipificada como delito, y será sancionada con pena de prisión de hasta tres años.
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¿Y qué pasa en Reino Unido?
Nueva Zelanda es parte de la Mancomunidad de Naciones liderada por Reino Unido, en donde por desgracia aún no son prohibidas las «terapias de conversión» a pesar de que la propia Reina Isabel II se pronunció al respecto:
Desde 2018 el parlamento británico lleva «legislando» y creando «consultas» sobre dicho tema provocando el descontento de la Comunidad LGBT+ y defensores de los Derechos Humanos, quienes han denunciado que los extremistas religiosos se han puesto creativos y ya venden sus terapias bajo el nombre de «asesoramiento religioso».
Jayne Ozanne, presidenta de Ban Conversion Therapy , dijo:
«Las propuestas actuales están muy lejos incluso de las mejores prácticas internacionales actuales… particularmente porque crean lagunas tan importantes que permitirán que continúe la mayoría de este abuso degradante».