Las “terapias de conversión” se practican en al menos 68 países, según reporta el informe Práctica de las llamadas “terapias de conversión”, realizado por Víctor Madrigal-Borloz, para la Organización de las Naciones Unidas.
El experto independiente examinó la práctica de los esfuerzos para corregir la orientación sexual e identidad de género (ECOSIG) en todo el mundo del período comprendido entre el 1 de mayo de 2019 y el 30 de abril de 2020.
A nivel mundial a personas lgbt que fueron víctimas de estos métodos señalaron que habian sido coaccionadas por:
- 21,9 % por miembros de su familia
- 11,9 %, por líderes religiosos
- 11 %, por miembros de sus comunidades
- 9,7 %, por profesionales de la salud mental
- 3,6 % por parte de sus empleadores
- 5 %, por parte de autoridades escolares
- 4 %, por parte de autoridades estatales

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Asimismo, el 98% de quienes fueron sometidos a estos métodos correctivos indicaron que esto les provoca daños a su persona, entre ellos tener pensamientos suicidas, daños irreparables en su integridad física, tentativas de suicidio, depresión, ansiedad, vergüenza, autoodio y pérdida de fe.
Los ecosig provocan dolor y sufrimiento físicos y psicológicos, señaló el experto, ya que involucran en sus métodos, palizas, violaciones, desnudez forzada, alimentación forzada o privación de alimentos, aislamiento y confinamiento, medicación forzada, agresiones verbales, humillaciones y electrocuciones.
En Mozambique, el experto recabó relatos de personas que habían sido objeto de exorcismos practicados por iglesias o curanderos y de mujeres lesbianas que habían sido víctimas de las llamadas violaciones “correctivas” organizadas por sus familias, su comunidad, los dirigentes de organizaciones confesionales o curanderos.

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El informe señala que las infancias lgbt+ son uno de los grupos más vulnerables a ser conducidos a estas prácticas, porque suelen carecer de capacidad jurídica para tomar decisiones médicas o relacionadas con la salud mental y en los casos en los que tienen derecho a dar su consentimiento, son vulnerables a sufrir influencias y coacciones por partes de sus padres o tutores para que cumplan son sus expectativas o la de sus comunidades sobre sus identidades.
De acuerdo con uno de los estudios analizados en adultos transgénero reveló que las personas que habían estado expuestas a ese tipo de prácticas, antes de los 10 años, solían tener más probabilidades de experimentar un sufrimiento psicológico grave y de cometer varias tentativas de suicidio a lo largo de sus vidas.
Los jóvenes y adolescentes lgbt+ son el grupo poblacional con mayores índices de ser víctimas de los ecosig, cuatro de cada cinco personas sometidas a ese tipo de prácticas tenían 24 años o menos en el momento del tratamiento y, de ellas, alrededor de la mitad eran menores de 18 años.

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Los sobrevivientes de los ecosig señaló que los principales responsables de las prácticas:
- profesionales médicos y de la salud mental
- autoridades religiosas, curanderos y grupos tradicionalistas
- campamentos de conversión y centros de rehabilitación
- progenitores
- autoridades estatales, como la policía, el ejército y escolares
Distintas entidades de las Naciones Unidas y mecanismos de derechos humanos han expresado preocupación por las “terapias de conversión”. Mecanismos de las Naciones Unidas de lucha contra la tortura han concluido que los ecosig pueden equivaler a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.
El experto observó que estás prácticas parten de la creencia que las personas sexualmente diversas o de género diverso son inferiores sus las personas heterosexuales y cisgénero quienes deben modificar su orientación o identidad para remediar esa inferioridad, que implican, por su misma naturaleza, un trato cruel, inhumano que promueve y perpetúe la tortura.
Revisa el informe completo Aquí
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Son horribles las terapias de conversión. Y sólo hay que pensar en la de gente que las va a sufrir en los próximos años para horrorizarse. Necesitamos que el mundo cambie más rápido. Las personas que no respondemos a lo que el hetropatriarcado esperaría de nosotras deberíamos estar más organizadas, al menos tanto como la gente conservadora, que se encuentra en sus diferentes templos. En torno a una nueva religión atea/agnóstica, no dogmática, feminista, antirracista y ecologista lo estaríamos, y se podrían crear multitud de comunidades. En infinito5.home.blog escribo sobre ella.