Entre Franjas: «El odio persiste porque es permisible» por Jazz Bustamante Hernández

La defensora de los derechos humanos y la comunidad lgbt+, Jazz Bustamante Hernández expone: 

No existe un solo factor para llevar como resultado la terrible problemática que enfrenta la República Mexicana en los ataques de discriminación y crímenes de odio en contra de las disidencias sexuales.

Sin embargo al no poner atención a esos factores siendo permisibles en la discriminación somera, sin importar sea practicada por un político, un actor, cantante, periodista, obispo o pastor, trae como resultado el caos.

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Es justamente lo que está sucediendo en México. Durante muchos años se ha permitido la discriminación, no existen sanciones ejemplares.

Incluso se usa como botín político partidista la agenda de derechos de las disidencias sexuales. Poniéndonos en un ring de boxeo cada que hay elecciones sobre si están a “favor o en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo”, confundiendo la labor de las instituciones publicas, la cual es garantizar los mismos derechos para todas las personas, y no el poner a debate si deberían o no otorgarnos los mismo derechos, eso en lo absoluto debería ser debatible.

Y así vemos cómo se divide el ring, «unos a favor de los LGBTTTI+ y otros en contra de los LGBTTTI+, siendo las disidencias sexuales las únicas quienes estamos en desventaja siempre, sin importar cual sea el resultado. Porque se deja en el aire la pregunta de si es correcto o no el otorgarnos dignidad y acceso a los mismos derechos.


Programas enteros son dedicados a debatir si nacemos o nos hacemos, sobre si deberían reconocer la transexualidad o no, sobre si deberían o no casarse y adoptar las personas disidentes sexuales.

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Vemos un sistema estado rebasado, incapaz de hacer su papel imparcial y sancionar por igual políticos, líderes religiosos, periodistas, cantantes o actores quienes fomenten la discriminación y los discursos de odio.

Vemos una sociedad mexicana en todos sus niveles que confunde la libertad de expresión
con discursos de odio.

A los discursos de odio no se les da foro, se les sanciona, se les censura, se les castiga, no importa que estos sean emitidos por un líder religioso, un político, o cantante, deben recibir castigo.

Una sociedad mexicana parida en el machismo y patriarcado que comparte a sus hijos una educación ambigua disfrazada de “valores morales”, como resultado tenemos adultos cargados de prejuicios, odio, ignorancia que por inercia replican lo aprendido.

Mientras sigamos viendo un sistema estado que no ponga a trabajar a sus instituciones y hacer partícipes a las organizaciones civiles en la prevención y en la sanción de la discriminación, los ataques seguirán siendo como hasta ahora, solo un caso más de impunidad.

 **Las opiniones aquí expuestas representan a la autora de la columna.