A dos años del transfeminicidio de Naomi Nicole «La Soñaré, por fin fueron sentenciados sus asesinos, los militares J.L.C y A.A.R, a cumplir 23 años y 9 meses de condena, cada uno, en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México.
De acuerdo con Kenya Cuevas, directora de la asociación Casa de las Muñecas Tiresias, el juez que llevaba el caso hizo énfasis en la vulnerabilidad de Naomi como mujer trans migrante y la protección que hubo hacia sus asesinos, por parte del estado mexicano.
Dicha sentencia fue clasificada como «crimen de odio», «homofobia» y «transfobia» por lo que los y las víctimas recibirán una indemnización monetaria que corresponderá a 5 años del salario mínimo y por gastos funerarios.
Te puede interesar: #LeyPaolaBuenrostro busca reconocer transfeminicidios en CDMX

Te puede interesar: 248 crímenes de odio en Veracruz de 2013-2022; 91% casos impunes
¿Quién era Naomi Nicole «La Soñaré?
Naomi era una mujer trans de 26 años originaria de las Choapas, Veracruz. A los 18 años salió de su casa en búsqueda de su papá y llegó a la Ciudad de México; ejercía el trabajo sexual en la Colonia Guerrero. Sus compañeras la describieron como una persona alegre y muy sonriente.
En marzo del 2020 dos militares golpearon y asesinaron a Naomi en la Colonia Guerrero, horas después fueron detenidos en la Glorieta de la Palma, en Avenida Reforma, poco después de que su auto se estrellara.

En México no hay justicia para los transfeminicidios
Debido a los nulos protocolos de atención a las víctimas y la discriminación que existe hacia las mujeres trans en los ministerios públicos a nivel nacional, muy pocos casos son denunciados y aun menos los que proceden de manera judicial.
Hace unos meses liberaron al presunto asesino de la activista trans Mireya Rodríguez en Chihuahua:
En el caso de Renata Spencer tuvieron que pasar tres años:
Para Cinthya, fueron 8 años de espera:
Mientras que para Dayanna, en Tabasco, su presunto agresor fue ingresado a un centro de reinserción social y el caso no ha avanzado:
En el caso de Paola Buenrostro, su agresor nunca fue detenido y la Fiscalía General de Justicia de la CDMX se vio obligada a disculparse públicamente y a responsabilizarse por su asesinato: